Queridos distribuidores…(Amy Wong)

Es tan sencillo encontrar a un cinéfilo quejándose de la falta de variedad en los cines locales generalmente inundados de lo último de la máquina hollywoodense, además de alguna que otra cinta “independiente” de Hollywood que usualmente demoran una eternidad en llegar a las pantallas grandes de nuestro cine más cercano.

A las producciones locales no les va mucho mejor, ya que luchan por conseguir un pedazo de la taquilla peruana – la cual sigue aumentando, según las últimas cifras – que frecuentemente las elude. Es más común escuchar de un cineasta peruano quejándose de la diferencia en trato en este “negocio” que llamamos “películas,” que escuchar de gente que ame sus obras cinematográficas con convicción. De un promedio de 5% de la gente que conozco ve cintas peruanas en cines comerciales, el 4% puede decirme que vaya a verlas por el mero hecho de ser peruana. No porque sean asombrosas e imperdibles historias que me cambiarán la vida o la forma en que veo cine. Simplemente debería verlas porque son peruanas.

Amar ver películas puede ser un hobby bastante costoso dependiendo de tu gusto.

Aplaudo a ese 1% honesto que comparte su opinión conmigo sin tener que usar esa etiqueta de “hecho en Perú” al destrozar una de las cintas o hablar de sus mejores atributos. Es éste 1% que se queda aún cuando las cosas no parecen favorables, ya que su pasión es lo que los hace seguir adelante, esperando que el año siguiente sea uno mejor.

Recuerdo el film. Fue Bailando en la oscuridad de Lars Von Trier. Estaba en la secundaria y era una gran fan de Bjork, por lo que quería ver la cinta. En esos días, la mayor parte de mis propinas eran gastadas en el cine viendo (algunas) buenas y malas películas, por eso terminé en la última función de Cinemark del Jockey Plaza con mi papá. Ese fue el día que la forma en que veo cine y mi vida cambiaron. Sigo amando ese film con ese fervor que la mantiene en el tope de mi lista de favoritas después de tantos años. ¿Quién introdujo esta cinta en mi vida? No tengo la menor idea, pero GRACIAS. Si no se hubiesen arriesgado, probablemente nunca hubiera lanzado una revista en línea buscando la siguiente película (programa de televisión, video musical o canción) del momento. Porque amo ver otros mundos y experimentar sentimientos extremos de personajes que logro conocer. Desde diferentes épocas, lugares distantes y personas completamente diferentes a mí. El cine es sobre el descubrimiento y la exploración.

Si las películas pueden ser tan variadas ¿por qué me sentí tan ajena a ese sentimiento este año? Me divertí muchísimo viendo Los vengadores, una emoción colectiva (¿la vieron con sala llena?) que no había sentido con un blockbuster hollywoodense en tanto tiempo, mientras que animé a muchos para que vean Argo porque fue sencillamente una gran película. Además que es tan raro ver una de estas películas antes de la temporada de premios.

Sin embargo, solo fueron esas dos cintas las que llegué a ver  en el cine. ¿Por qué? La respuesta no parece ser sencilla. Primero está el hecho de que he perdido mi pasión por los blockbusters de Hollywood, y ahora favorezco el tono comercial de películas asiáticas y esas raras películas europeas que encuentran algún éxito, sencillamente porque se “sienten” diferente. Luego de tantos años viendo historias de Hollywood, parece que ya “conocemos” la cultura americana, mientras que la europea y, especialmente, la asiática se sienten frescas y “listas” para descubrir. Aunque veas una comedia romántica asiática, el tema principal no será con quién se quede el personaje principal (personalmente hablando), sino el enfoque de las diferencias culturales que se puede observar en una “simple” comedia romántica.

Mientras que los distribuidores más pequeños luchan por conseguir un pedazo de esa creciente taquilla, en especial aquellos que se concentran en las cintas extranjeras no hollywoodenses, hay un gran agujero negro en la distribución local. Tenemos grandes blockbusters, las cintas pseudo-independientes de Hollywood, las películas de terror (que merecen su propia sección), y las películas arthouse europeas que a veces llegan por cable primero. ¿Pero en dónde se encuentran los estrenos comerciales ajenos a Hollywood?

Haciendo memoria, tuvimos la adaptación sueca de Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres que fue recibida con poco entusiasmo comparado a otras ciudades latinoamericanas, despojándonos del estreno de la trilogía completa en pantalla grande; además de la cinta japonesa ganadora del Oscar, titulada localmente como Violines en el cielo, que fue un éxito en su país de origen y posiblemente mal marketeado como una película del Oscar en lugar de un solemne melodrama familiar para aquellos que no les interesa los premios de la Academia.

Considerando la cantidad de gente que ha crecido viendo series de anime como ‘Dragon Ball’ y ‘Rurouni Kenshin’ (también conocido como ‘Samurai X’), ¿qué distribuidor local está tomando el riesgo de traer la adaptación live action de Rurouni Kenshin o la próxima cinta animada de ‘Dragon Ball’ ¿O alguno de ustedes le quiere dar la oportunidad a la última película de acción para toda la familia, Chinese zodiac de Jackie Chan o alguna película histórica de guerra como lo es The flowers of war de Zhang Yimou estelarizada por el último Batman, Christian Bale? ¿De repente les interesa una película de artes marciales como Ip man con Donnie Yen, la más sorprendente estrella de acción de los últimos años, o el heist musical sueco Sound of noise? Las opciones son interminables, entonces… ¿por qué seguimos viendo lo mismo en la cartelera local? Y díganme, queridos distribuidores, ¿por qué a veces tengo que esperar meses después del lanzamiento de un DVD para ver una película?

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