Ver o no Ver: Manifiesto

Este proyecto empezó realmente en el año 1995, en el que Enrique Vivar y Rossana Díaz hacían cortos en video, veían películas en la extinta Filmoteca de Lima y hablaban de cine en parques y calles de Pueblo Libre. Querían hacer comedias como las de Woody Allen, pero les salían dramas con mal sonido, excelente banda sonora y editados por un profesional de bodas, bautizos y comuniones (la BBC).

Pasaron los años y cada cual tomó distintos rumbos. Enrique vivió en Buenos Aires y luego volvió en el 2001. Rossana vivió en España y finalmente volvió en el 2008.

A pesar de la lejanía, seguían en contacto. Su primer paso por la crítica de cine fue en la también ya extinta revista Abre los Ojos, en la cual algunos de los actuales críticos de nuestro medio escribieron valiosos artículos.

Enrique fundó Ver o no Ver a finales del año 2006, en Lima, mientras sobrevivía a extensos rodajes de video-clips musicales. Rossana, desde España, mandaba películas imposibles, traducía subtítulos y hacía críticas para dicho proyecto, mientras estudiaba cine, daba clases de inglés, escribía cuentos y luchaba contra la policía de migraciones. En medio del camino, Jorge Ayala (psicólogo-cinéfilo) se unió a este proyecto. Y poco a poco empezaron a unirse más colaboradores.

Ver o no Ver tuvo desde un inicio el objetivo de difundir el cine en nuestra ciudad. Sobre todo para los más jóvenes, que ahora no pueden acceder a todas aquellas películas que merecen ver. Con el tiempo, este proyecto fue tomando diversos rumbos: de las muestras pasamos a enseñar cine en distintos centros educativos y culturales de Lima.

La web de Ver o no Ver se orienta hacia la difusión de nuestros proyectos, pero además de ello, hacemos críticas de las películas que han formado parte de nuestras muestras o clases, siempre con el propósito de contextualizarlas y que los espectadores y alumnos puedan completar su curiosidad e interés cinéfilo.

Hemos llamado a este documento MANIFIESTO (así, en mayúsculas). Lo hemos escrito y queremos que lo conozcan. He aquí nuestros principios:

1) El cine para nosotros es una pasión. Nos ha salvado la vida. Le debemos por ello absoluto respeto y nuestro agradecimiento.

2) No queremos que el conocimiento adquirido todos estos años como espectadores y a través de estudios sea exclusivamente nuestro: queremos compartirlo, y a su vez, que en el futuro, este vuelva a ser transmitido.

3) Nuestra pasión por el cine tiene ahora un fin educativo. Queremos fomentar su importancia en la formación de los jóvenes, porque conocemos las carencias educativas en nuestro país.

4) Este conocimiento no es pasivo. Así como la cinefilia nos llevó a la necesidad de “hacer cine”, también aspiramos a que en un futuro muchos de los que ahora acuden a nuestras muestras y clases sientan la necesidad de intentar hacer películas, es decir, el pase de la teoría a la necesaria práctica.

5) Nuestros santos patrones: Truffaut, Cassavetes y Rossellini.

6) Truffaut decía que si una película no es sincera no vale nada.

7) Cassavetes privilegiaba el mundo de las emociones por sobre cualquier otro aspecto del ser humano.

8) Para Rossellini el cine era un medio educativo indispensable en la formación de las personas.

9) Estos tres cineastas nunca fueron perfectos. Hicieron películas porque sentían la “necesidad”, tenían una búsqueda sincera y probablemente no hubieran sobrevivido sin hacer cine. Sus películas tienen saltos de eje y todos esos errores de realización que poco nos importan.

10) Somos “cinémanos”, tal como lo expresaba Truffaut: “cinémano equivale a cineasta: es decir, todo aquel que es aficionado al cine y lo hace”.

  Enrique Vivar
Rossana Díaz Costa
Jorge Ayala

Firmado en Pueblo Libre (seguimos aquí), a las 3:56 am, el 13 de junio de 2009.

 

Sujeto a la crítica

La crítica tiene el poder de inventar cosas, de hacer visibles territorios invisibles y ser eficaz cuando vincula inquietudes y saberes que recorren teorías, prácticas cotidianas, cinefilia, frivolidad y ensayo (las preguntas que formula toda crítica interesante, son las mismas preguntas que puede formular la ficción, el ensayo, el pensamiento y la reflexión), para producir ese tipo de ilusión que puede convertir su escritura en el más impuro de los géneros. (Porque eso es la crítica: el más impuro de los géneros.) La capacidad de intervención y complejidad que posee la relación entre el cine y la crítica, su capacidad de pensamiento, debe sobretodo producir ideas (hay que escribir desde el mundo de las ideas), potenciar su capacidad intelectual y patológica, perder su pureza, su capacidad  narrativa, dando un salto al vacío en una suerte de acto suicida.

Pero se sigue llegando a la crítica desde el lugar común de la utilidad y la cronología, y es así como figura su propia subordinación (una patética ideología de la información y el relato) perdiendo eficacia, capacidad de intervención sobre la obra y el tiempo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *