Las proyecciones del cine (Gabriel Quispe)


Delegación oficial peruana en el Festival de Guadalajara 2012 (Foto DICINE)

En el reciente 65° Festival de Cannes, el cine latinoamericano obtuvo varios premios. El más resonante fue el de Mejor Dirección para el mexicano Carlos Reygadas, por la polémica cinta Post Tenebras Lux. El Perú celebró teniendo sólo una obra en concurso. El corto Los anfitriones, del peruano Miguel Ángel Moulet y coproducido con Cuba, en el que participaron calificados cineastas nacionales como los editores Roberto Benavides y Pedro Bronzoni, y el sonidista Francisco Adrianzén, consiguió el tercer lugar de la importante sección Cinéfondation, cuyo renombrado jurado estuvo presidido por el belga Jean-Pierre Dardenne.

Las películas de un país, en competencia o no, son la representación más visible en un festival, pero no la única. También cuenta el uso de locaciones por parte de rodajes extranjeros, como territorio físico, referente cultural, geografía fílmica a ser considerada para otras producciones. En esa línea, cabe mencionar la participación en Cannes de Elefante blanco, del argentino Pablo Trapero, rodada parcialmente en Iquitos hace menos de seis meses, este mismo 2012.

Pese a logros notables como el Oso de Oro (La teta asustada) y el Premio Especial del Jurado de Un Certain Regard, Cannes 2010 (Octubre), hasta ahora la presencia de cintas peruanas en los festivales de primer nivel en el mundo (Cannes, Berlín, Venecia) es escasa y no se da todos los años. Pero lo es mucho más aún la presentación de módulos y realización de eventos oficiales, que en dichos certámenes se convierten, bajo la organización de los respectivos organismos estatales, en vitrinas y espacios de encuentro con el cine mundial, imprescindibles para un cine que busca un desarrollo integral y para un país que, en general, pretende proyectar una atractiva imagen internacional y atraer inversión, a través de producciones foráneas o acuerdos de coproducción.

En los últimos tiempos, el Perú presentó una delegación y un módulo oficiales, a nombre de la Dirección de Industrias Culturales del Ministerio de Cultura, en el Festival de Guadalajara (México), en marzo pasado, y tiene previsto hacer lo mismo en la próxima edición del mercado Ventana Sur, en Buenos Aires, del 30 de octubre al 4 de noviembre. Son buenos pasos pero falta muchísimo más. Un simple ejemplo: el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), que no duda en defender su cine y también en su país mantiene tensa relación con exhibidores y distribuidores, ofrece todos los años en Cannes una recepción de lujo a cientos de personalidades del cine mundial.

Y en esta edición del festival francés, la asistencia al Marché du Film (Mercado de Películas) creció en un 10%, principalmente por cinematografías de América Latina (sobre todo Chile, Argentina y Colombia, en un 30%). El Perú debe competir en ese nivel, con una Comisión Fílmica que existirá si se aprueba la ley de cine que el Ministerio de Cultura está elaborando en el marco de un Grupo de Trabajo compuesto por representantes de la comunidad cinematográfica peruana.


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