Los nuevos caminos del cine peruano (Gabriel Quispe)

Representando a la Apreci, Gabriel Quispe formó parte del Grupo de Trabajo encargado de elaborar el anteproyecto de la nueva Ley del Cine y el Audiovisual para el cine nacional. En el siguiente artículo, publicado inicialmente en Diario 16, expone algunos de los aportes que recoge el documento.

En el 2012, el Ministerio de Cultura hizo cumplir por primera vez la Ley 26370, destinando al cine su presupuesto completo, 7 millones 265 mil nuevos soles. Ahora acaba de publicar el nuevo proyecto de ley que, durante tres meses, elaboró un Grupo de Trabajo integrado por representantes de la comunidad cinematográfica y funcionarios del portafolio, estando previsto que el Ejecutivo, previa evaluación, lo haga suyo y lo envíe próximamente al Congreso.

La propuesta busca generar un salto cualitativo en la dinámica del cine nacional, una especie de antes y después que multiplicará significativamente sus fondos, lo que permitirá incrementar y diversificar el apoyo a la producción, y construir el sistema básico que toda cinematografía necesita para su desarrollo sostenible en todo el país.

Sus ejes centrales son la creación del Organismo Nacional del Audiovisual y la Cinematografía (PERUCINE), y el Fondo para el Fomento, Promoción, Preservación y Desarrollo de la Cinematografía Nacional. PERUCINE viene a reemplazar, con mayor envergadura, al extinto Conacine, un Consejo Nacional disuelto repentina y unilateralmente por el gobierno aprista en sus postrimerías, a mediados del 2011.

A su vez, el Fondo se nutrirá principalmente del impuesto municipal al espectáculo cinematográfico, equivalente al 10% de la entrada, que actualmente representa más de S/. 22 millones y que pasará directamente a la administración de PERUCINE. Entre las numerosas funciones que podrán realizarse en esta nueva etapa, destacan primordialmente las de la Cinemateca Nacional, que preservará el patrimonio cinematográfico como parte indispensable de nuestro acervo cultural, y la Comisión Fílmica, que promoverá el territorio nacional como locación de producciones internacionales, dos entidades que otros países de América Latina y el mundo crearon hace muchos años con grandes frutos en la conservación de su memoria audiovisual, y en inversión y generación de puestos de trabajo, respectivamente.

Por citar algunos ejemplos, en Nueva Zelandia se filmó la saga de El señor de los anillos, en Chile la entrega de James Bond Quantum of Solace, y México recibe muchos rodajes de Hollywood. Este verano, la selva peruana fue locación de Elefante blanco, cinta argentina de Pablo Trapero que se estrenará probablemente en mayo en el Festival de Cannes. Su equipo de producción tenía como antecedente el rodaje en varias zonas del Perú, incluida la selva, de Diarios de motocicleta  (2004), el retrato del joven Che Guevara del brasileño Walter Salles. Con la labor constante de una Comisión Fílmica, los rodajes foráneos serían mucho más frecuentes y provechosos para nuestro país.

Estos son solo algunos trazos de lo que el cine peruano logrará si se aprueba este proyecto, que toma lo mejor de las legislaciones de todo el mundo, en especial de las latinoamericanas.

Foto: DICINE (Dirección de Industrias Culturales del Ministerio de Cultura)


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