Las pantallas abiertas (Gabriel Quispe)

Gabriel Quispe hace un balance de la situación de la cinematografía peruana en el 2011 y lo que le depara para el nuevo año. El siguiente artículo fue publicado originalmente en el diario El Peruano.

Este año es decisivo para nuestra cinematografía. Mientras algunos sectores aún cuentan los estrenos nacionales con los dedos de una mano, la producción sigue aumentando en el país empleando la tecnología digital. Cinencuentro consignó 35 largos exhibidos públicamente al menos una vez, en cines o salas alternativas, en algún lugar del Perú en 2011, y siempre pueden aparecer más.

Las regiones representan prácticamente las tres cuartas partes de ese volumen, a menudo con dispersión y repercusión local. Incluso con tirantez y aspereza, el circuito comercial, principalmente afincado en Lima, llegó a presentar cerca de una decena de películas peruanas.

Desde mucho antes de 2009, cuando estalló la polémica con un proyecto de ley presentado por Carlos Raffo, se han debatido intensamente temas cruciales. Son años y décadas de aproximaciones que ahora llegan a un punto culminante, cuando el Ministerio de Cultura, desde fines de noviembre pasado, elabora un nuevo proyecto de ley en un Grupo de Trabajo integrado por representantes del Estado y los diversos gremios de la cinematografía nacional.

El contexto de mejor interacción gremial, interés del Estado por impulsar las industrias culturales, y vertiginoso cambio tecnológico, debe propiciar mayores espacios para el producto cinematográfico peruano de diverso metraje, aprovechando las ventanas audiovisuales disponibles y generando nuevos públicos, en especial en las jóvenes generaciones.

Hoy casi nadie ya piensa que el crecimiento solo pasa por producir más, con apoyo estatal o sin él. Hay consenso en que la zona álgida es la exhibición-distribución, y que el circuito comercial y el celuloide no son opciones únicas. En ese sentido, hay que destacar la valiosa experiencia de los Microcines del Grupo Chaski o la reciente inauguración de la Sala Armando Robles Godoy por el Ministerio de Cultura.

Crece la idea de crear circuitos digitales municipales o regionales, y asumir completamente la dimensión cultural del cine, lo que requiere desarrollar líneas de conservación del patrimonio audiovisual, formación de público, capacitación y promoción, en paralelo con la permanencia y el incremento del apoyo a la producción en todo el país.


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